La Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia – WDR se formó en 1947, tras la II Guerra Mundial, y en un contexto de ‘guerra fría cultural’. Se trata de una orquesta de sólida trayectoria, que destaca, sobre todo, por su implicación con la música del siglo XX. Las composiciones de esa época son frecuentes en sus programas. Desde el año 2010, el director titular es Jukka-Pekka Saraste, y es, precisamente, con el maestro Saraste con quien acudirá, la orquesta, a esta 76 edición de la Quincena Musical. Ofrecerá dos conciertos en el Auditorio Kursaal. El primero será hoy, 26 de agosto (20:00), y el segundo tendrá lugar el 28 de agosto a la misma hora; en este último concierto, la orquesta actuará junto al Orfeón Donostiarra. La Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia – WDR ya ha visitado el festival con anterioridad. La última vez que estuvo fue en la edición número 72, también a las órdenes de Saraste.
En este primer concierto del 26 de agosto, actuará como intérprete solista el violinista húngaro Kristóf Baráti. Iniciarán el programa con música del siglo XX; interpretarán el Concierto para violín no 1 de Béla Bartók, uno de los compositores más brillantes de la música moderna. Bartók poseía un estilo propio y característico, que se nutría de los nuevos patrones contemporáneos y de los ritmos de la música tradicional húngara, de la que fue un gran estudioso. El Concierto para violín no 1 se escribió entre 1907 y 1908, pero fue publicado por vez primera en 1959, tras la muerte del compositor. Su estreno también fue póstumo. Una historia de desamor subyace tras esta composición; y es que Bartók la compuso para que fuera interpretada por la violinista Stefi Geyer, de la que estaba enamorado, pero ésta, aludiendo que no podía corresponder a sus sentimientos, rechazó la obra. El embeleso del enamoramiento es palpable en toda la pieza. Mañana, 26 de agosto, el violinista Kristóf Baráti será el encargado de interpretar esta obra cargada de emociones y romanticismo. Nacido en 1979, el intérprete húngaro es invitado regularmente a actuar con orquestas como la Royal Philharmonic Orchestra, Deutsches Symphonie-Orchester de Berlin, Orquesta Nacional de Rusia, Sinfonica de San Petersburgo, Orquesta del Teatro Mariinsky o Budapest Festival Orchestra, entre otras, y toca un Stradivarius de 1703 cedido por la Stradivarius Society de Chicago.
La segunda obra de la noche será la Sinfonía no 7 de Anton Bruckner. Es una de las sinfonías más conocidas del compositor austríaco; la escribió entre 1881 y 1883, y fue revisada en 1885. La partitura es densa, de aparente sencillez, y en ella se puede observar la gran capacidad artística del compositor. Además de compositor, Bruckner fue un reputado organista, y la influencia de ese instrumento puede percibirse en sus obras.