Tras colgar el cartel de «No hay billetes» los días 15 y 16 de enero, Ken Zazpi ofrecerá un tercer concierto el 14 de enero a las 20:00 horas en el Teatro Victoria Eugenia.
Las entradas se pondrán a la venta en Internet (donostiakultura.com/sarrerak) y en las taquillas de los teatros Victoria Eugenia y Principal el lunes 7 de diciembre, a las 11:30 horas.
Eñaut Elorrieta (guitarra y voz), Igor Artzanegi (bajo), Beñat Serna (guitarra), Iñaki Zabaleta (teclados), Jon Fresko (batería), Ruben Caballero (guitarra eléctrica).
Phoenicoperus es el nombre en griego del Ave Fénix. Ken Zazpi, como el Ave Fénix, retoma el vuelo y, con este disco, enlaza paisajes, momentos y partes diferentes, múltiples sonidos, ritmos hipnóticos y mucha riqueza de colores, a la vez que recrea un nuevo juego lúdico-musical, tan laborioso y perfeccionado como apetitoso y atractivo.
Cuando han transcurrido dos años de la presentación del emblemático disco que firmó junto a la Orquesta de Euskadi, Ken Zazpi retoma con ímpetu su proyecto de grupo y nos presenta este Phoenicoperus, su nueva creación.
Tal y como sucede en estos momentos, las crisis que acontecen a nuestro alrededor, sean personales o sociales, nos producen miedo e incertidumbre, pero también sirven para cerrar épocas y abrir caminos con energía renovada. La vida, como la música, es un permanente renacer.

El grupo de Gernika ha echado mano de esta simbología a la hora de presentar su nuevo trabajo, una grabación especial para una época de cambio. Todo va a las cenizas, salvo el amor, la libertad y la muerte. Estas constantes universales siempre están regenerándose dentro de nosotros, para guiar nuestros pasos, al modo de estrellas rutilantes en la noche oscura. Desde el título hasta el tuétano, así ha querido el grupo presentar su nueva obra, a través de estas diez nuevas canciones, que nacen como diez radiantes soles.
El disco Phoenicoperus se grabó y mezcló en agosto y septiembre de 2015 en el estudio Higain, junto a Haritz Harreguy, bajo la dirección de Ricky Falkner.
Sin duda, el sentido de la producción ha tenido mucho que ver en la fuerza que transmiten estas nuevas composiciones, y el gran trabajo de Ricky Falkner ha ayudado a revitalizar el característico universo musical pop-rock-psicodelia propio del grupo, haciendo aún más grandes las ya de por sí grandes canciones.
Al final, el nuevo trabajo de Ken Zazpi nos atrapa desde dentro y alcanza a conmovernos con este nuevo puñado de canciones abiertas y eternas, arregladas con la habilidad natural que el grupo siempre ha mostrado a la hora de equilibrar emociones e intensidades, y producidas para que vivan y revivan dentro de nosotros. El disco, como si nos llevara en un sorprendente viaje, enlaza paisajes, momentos y partes diferentes, múltiples sonidos, ritmos hipnóticos y mucha riqueza de colores, a la vez que recrea un nuevo juego lúdico-musical, tan laborioso y perfeccionado como apetitoso y atractivo.