El Camino de Santiago, fue, junto a una vía de manifestación religiosa, una ruta de comercio internacional, que además, puso en contacto dos ámbitos económicos diferentes: El Hispano-musulmán y el cristiano-feudal.
En aquella época, la peregrinación a Santiago podía ser voluntaria, pero también obligatoria, impuesta como penitencia, desde un punto de vista religioso, o penal, desde el punto de vista civil. El peregrino era de toda condición social, incluyendo desde reyes y obispos a gente del pueblo llano.
Hoy en día, si bien ha cambiado el objetivo de realizar el camino de Santiago, sigue siendo gente de todas las edades y condiciones loa que lo realizan por creencias religiosas o por hacer un turismo alternativo, saludable y económico. Sólo durante este mes de junio, 35.924 peregrinos han llegado a la Catedral de Santiago, y en los próximos meses se espera mayor afluencia, ya que es la época estival la más deseada para practicarlo.
A pesar de considerarse una práctica saludable, hay que tomar ciertas precauciones, ya que, las personas que lo realizan a pie, caminarán largas distancias a diario, por lo que “hay que hacerlo con moderación y siendo consciente de las limitaciones de cada cual”, explican desde el Colegio Oficial de Podólogos de Euskadi.