22 de febrero, se celebra el Día por la Igualdad salarial entre mujeres y hombres, y Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer, recuerda que la discriminación salarial es uno de los factores que reproduce y perpetúa la desigualdad de mujeres y hombres en nuestra sociedad.
Actualmente se calcula que la diferencia salarial entre hombres y mujeres en la CAV es de 7.551 euros anuales (Fuente: Encuesta estructura salarial INE). La ganancia media anual por persona trabajadora en la CAV es de 31.088 euros en los hombres y 23.537 euros en las mujeres. Por sectores, las mayores diferencias se producen en el sector servicios, el que mayor número de mujeres emplea.
Se trata de cifras contundentes que ponen de manifiesto un problema cuyos factores son, en muchos casos, de difícil identificación para la opinión pública. Esta dificultad provoca que la conciencia social no sea paralela a la magnitud y la importancia de este problema.
La segregación ocupacional es uno de los factores que se encuentra en el origen de este tipo de discriminación. La segregación horizontal y vertical que persiste en todo el mundo relega a las mujeres a determinados tipos de trabajo o les impide ocupar posiciones de liderazgo. Fruto de esta segregación existen los empleos considerados femeninos, que se remuneran peor.
Además, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones las mujeres tienen que aceptar ocupaciones de mayor flexibilidad laboral para equilibrar las necesidades del trabajo y la familia, lo que contribuye a la citada segregación laboral. En consecuencia, existe en todo el mundo una representación excesiva de las mujeres en trabajos de tiempo parcial. Concretamente, en la CAV más del 80 % del trabajo a tiempo parcial es desarrollado por las mujeres.
Tampoco podemos olvidar que un elevado porcentaje de las personas ocupadas en el sector informal son mujeres. El otro trabajo, el del cuidado de los familiares y del hogar, que sigue recayendo en un alto porcentaje sobre las mujeres, les impide, en muchos casos, la promoción en igualdad con los hombres en el mercado laboral.
La discriminación se intensifica por la existencia de numerosos ámbitos de actividad con mayor presencia de hombres que se benefician de retribuciones suplementarias que amplían las divergencias salariales entre los sectores fuera de los tipos básicos.
Pero, al margen de variables tan decisivas en el tema de la brecha salarial como la tipología de contrato, la duración o el tipo de ocupación, en los que la discriminación salarial se materializa de una manera implícita, la discriminación se produce también de manera explícita en niveles laborales concretos. Es decir, a misma tipología de contrato, duración y ocupación, se detectan diferencias entre los salarios percibidos por mujeres y hombres.
El VII Plan para la Igualdad que se encuentra en elaboración incluye como un objetivo específico la reducción de la brecha salarial. Además, Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer apoya a las empresas para la realización de diagnósticos y planes para la igualdad de mujeres y hombres, realiza estudios sobre brecha salarial así como actuaciones de sensibilización, colaboraciones con Inspección de Trabajo y con Euskalit para incorporar la perspectiva de género en la gestión avanzada y contribuir así a un cambio de la cultura organizacional, entre otras acciones.
Imagen EITB